El círculo se cierra. Esa es la sensación que me produce cuando acompaño a una pareja de enamorados desde que nos conocemos durante la sesión preboda, luego en el día de la boda, tantas horas de nervios, emoción, lágrimas, risas… hasta el momento en que se regalan una sesión posterior al día de su enlace, vestidos como la ocasión pero sin las inquietudes de ese momento. Y se nota en sus caras, felices, tranquilos, relajados, dispuestos a divertirse. La costa de Cantabria es un magnífico escenario para disfrutar, para jugar, para dejarse envolver por el tímido sol del atardecer y bañarse en las todavía cálidas aguas veraniegas del mar…
¿Quieres un reportaje igual? ¡Habla con nosotros!